lunes, 12 de enero de 2015

LISBOA OTOÑAL Y MILAGROS A LOURDES...


Fue en Otoño.

...Ante mi la calma parsimoniosa de un Tajo que ya se sabe moribundo. Otoño de luces y soledades. Otra vez aquí. De nuevo Lisboa.....


Había en el calendario 5 días libres, y en la cartera los últimos maravedís disponibles para el asunto del viajar. Sin esposa, sin hijos y con un perro que de mi pasa, te imaginarás... me largué.



Érase una vez...

1º Día. Cangas-Lisboa. 880 km. 

Aún era de noche. Sobre las 08:00 horas salí desde Cangas sentido León . Aún brillaba bajo las luces de Británica la carretera mojada. Y llovía a cachos.



Con el traje de agua puesto, comenzaron a caer los primeros del puñado de kilómetros que me esperaban esa laaarga jornada. El desfiladero de los Beyos me dio los buenos días, ya amaneciendo.


En el puente de Vidosa, frente al salto de agua, hice la primera foto a pié de moto de esta escapada.



Luego, curva tras curva, me adentraba mas en el desfiladero.

Sobre las verticalísimas paredes, un manto de niebla y orbayu me dicen que chachi para hacer lo que me queda de ascensión hasta la cúspide del puerto del Pontón.

  

 

Una vez en tierras leonesas, antes de bajar a Vegacerneja, parará la lluvia y aumentará el frío, tan propio del lugar.

 

Por Riaño, vista al frente para observar que las nubes aún tiran bajo.

 
La primera de las paradas técnicas la realizaré en Mansilla, donde repostaré. En esta jornada serán casi las únicas paradas que realizaré. Por lo tanto, fotos mas bien pocas y no muy buenas. Perdón.
 

Por la autovía voy ganando kilómetros a la  jornada. Cambio de tercio en el tramo de nacional hacia Zamora, y vuelta a la autovía. Eso si, sin el traje de agua. El sol, pese a lo liviano de su fuerza, ha hecho su aparición.



Pasé Salamanca, y volví a realizar otra de las paradas a caballo entre tierras salmantino-cacereñas.


Tiempo antes pararía a enchufarme un plagio de redbull en una rotonda cerca de Bejar. El sol, que daba de frente, me llevaba en un amodorramiento pelín chungo. Ya sabrás..



Por fin abandoné la autovía, esto era ya en Cáceres. Cabalgaré por tierras de Malpartida y Aliseda, todo en la N-521, hacia "la raya".

 

Bajo la cruz de la salida del pueblo de Valencia de Alcántara descansé las posaderas y estiré las piernas. Cosa rápida.


Y sigo caminito a la frontera.

 

Llegando al portugués Portagem, observo a lo lejos un amurallamiento sobre una colina.

 

Desde la localidad se aprecia mejor. Pertenece al pueblo de Marvao. Lástima que la jornada es la que es, larga y tediosa, por que es subida obligatoria.



Entre encinas y algún alcornoque, subiré, pero sobre todo bajaré por un pequeño puerto de curvas cerradas y carretera estrecha.



 
















En la distancia veré el castillo y la catedral de Portalegre, para desviarme y tomar la carretera hacia Ponte do Sor.



Vuelven las largas rectas del Alentejo. Vuelve a divagar la mente bajo el blanco casco, recordando tiempos veraniegos. Aquellos días mas calurosos y de rodar mas tranquilo.


Siguen cayendo kilómetros, y el reloj, impasible, continúa marcando el paso a la tarde.



Dejo a mi izquierda la gran albufeira de Barragem de Montargil, y tiempo después vuelvo a rodar por una calle repleta de incómodos adoquines, sería en el pequeño pueblo de Azervadinha.


Las carreteras lusas, por este recorrido escogido, son estrechas y con mal firme. Casi todas, vamos. La ruta que hoy he elegido es una de las habituales para llegar a Lisboa desde España sin pasar por los peajes.


















Y así fue como llegué a la autopista que ha de adentrarme en la capital. Antes pasaré por el peaje del enorme y espectacular puente Vasco da Gama.

 

 Una pena que el ajetreo de vehículos y, sobre todo, el fortísimo vendaval que barre el Tajo en ese punto, impida sacar una buena foto del mismo.


Los atascos normales de una capital me reciben en las calles lisboetas, para llegar posteriormente al hostal que me acogerá durante dos noches.

LISBOA.


Llegué al atardecer, pero gané una hora con el cambio horario (que siempre se me olvida). Estacionada la montura y engrasada, quedará ahí hasta pasado mañana.



Y tras la tarde llegará la noche. Cansado, prepararé pasta para la cena.

Otra cena con velitas para uno, y otro hostal con cama ajena...pero increíblemente deseada..zzzzzzzzzzzzzz



2º Día. Paseando la Lisboa añeja.

La claridad de la mañana cubrió la escasa habitación. Hacía un rato largo ya escuchaba yo el pasar de los aviones sobre los cielos y los coches por la calle.



Tras el desayuno, salí con brío a caminar la capital lusa. Quería andar zonas nuevas, y sobre todo alejarme, en parte, de las calles del circuito turístico común del resto de visitantes. Negocio, este, casi imposible.



Cerca del hostal, camino hasta el parque de Eduardo VII. Amplísimo, verde y en caída suave hacia el centro de ciudad. Descanso en el graderío del parque de la fadista Amalia Rodrigues.

 

Bajo por la gran acera hasta adentrarme, pasada la rotonda Pombal, por la alameda de la avenida de la Liberdade.



Simón Bolivar, en su pétreo pedestal, observa el pasar diario.



Y seguí Liberdade...


Quise entonces adentrarme en las callejas del viejo centro.
Y descubrí, en un pasaje claustrofóbico y oscuro, quizás el techo mas bello que haya conocido nunca un rincón tan lúgubre y abandonado.



Y vi cuestas salvadas por tranvías dañinamente grafiteados...



Y alguien había avisado de que Gelu estaba en la ciudad, y me iban pintando por las vallas de las obras mensajes de bienvenida...que majos, oye.



 Esta ciudad, como puede ocurrir en rincones portuarios de Oporto, mantiene una estética semejante a más de 30 años atrás. En un querer y no poder, navegan errantes a caballo de la modernidad del siglo XXI y la nostalgia de barrio viejo de mediados del XX.
Y a mi me basta y me sobra, que quieres que te cuente.


Vecindonas subirían puntiagudas escaleras . Cuanto habrán visto esos balcones de barandas quejumbrosas.

 

Frente al mercado de Forno, por una ventana del desvencijado edificio, salen alegres ritmos de bossa nova.
 

Pasaré bajo la estatua ecuestre del rey Jorge I. Con su planta desafiante, de mandamás.

 

 

 Crucé la amplia y marmoleada plaza do Comercio.



Llegado hasta orillas del gran río, las gaviotas cazan al vuelo trozos de miga de pan.
 

 

Llega el mediodía, y  el olor a sardinhas saliendo de las casas y tascas me levanta el ánimo y el apetito.

 

Comería sardinhas, si,  pero de lata y con un poco de arroz, allí sentado en la poco confortable cama del hostal.
De tarde, dirijo mis pasos por el barrio Alto.



Paso a los pies del impresionante edificio del blanquísimo parlamento luso. Ostentación en demasía para lo regular que gestionan los que en el trabajan....(no son los únicos, para mi pesar).



Paseo por la zona portuaria, caminando frente a los escaparates de antiguos negocios hoy cerrados.

Veo el ir y venir incesante de los barcos-bus que llevan a  Alama. Un enorme crucero pone rumbo al océano. Oh, afortunados los pasajeros. Que vistas tendrán ahora de la ciudad.
 

Y me entra la sed de tanto caminar.
La terraza está hasta los topes, así que decido sentarme en el muro. El sol, tenaz, declina hacia el oeste. Los rayos me relajan. Bebo a sorbos. Cierro los ojos.


En el mp3, el más triste de los hermanos Urquijo dice que "ya no escribe el remite en el sobre por no dejar sus huellas".... Entreabro los ojos. Ante mi la calma parsimoniosa de un Tajo que ya se sabe moribundo. Otoño de luces y soledades. Otra vez aquí. De nuevo Lisboa.

Y viene Pessoa y me espeta :"..Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida/Ciudad triste y alegre....".
Que mejor descripción que estos dos versos del viejo poeta lisboeta.

Sin querer, el anochecer hace lentamente su presencia. Ha enfriado de sopetón. Vuelvo mis pasos, sin prisas, hacia el centro.



Las calles están llenas de gentes. El olor a castañas asadas me acerca a mis paseos de niñez por la calles santanderinas, bajo los grandes árboles de la calle San Fernando.
Manos atrás, camino lento. Descaradamente a gusto.




Después de leer un ratín y escribir un poco, me abandono por sueños confusos entre Simones, Jorges y Amalias....


3º Día. Lisboa-Segovia. 710 km.


Hace un rato que oigo las rodadas de los coches salpicar agua. Son las 07:00 h. de la mañana. A las 06:00 h. no las escuchaba...vaya plan.
Cruzo por última vez el lacónico ascensor.


Desayuné todo vestidito para la guerra. Los pocos comensales mañaneros me observaban. Todo mi ajuar en la recepción, y como puedo, voy sacándolo a la moto mientras el chaparrón no da tregua.



El cielo se desploma sobre las costa oeste portuguesa. Grises por doquier. Salgo con un cuidado excesivo por las calles adoquinadas de esta parte de la ciudad. Hora punta de entrada y salida. Sin darme cuenta, ya que voy encogido y zafándome mal de los goterones, cruzo el alto puente de 25 de Abril.

Cero fotos hasta bien pasado la mitad del país. En Évora los cielos abren con recelo. Al menos no llueve. Paro a quitarme capas plásticas de encima.



Poquito a poquito me acerco a tierra española.



Llegado al peaje, una vez cumplido con los tributos lusos, la GNR me para en un control rutinario. Breve charla y continúo viaje.


Dejo a mi derecha Mérida...buenos recuerdos.



En algún lugar, aunque quiera no recuerdo el nombre, paré . Los socorridos DIA nutren las maletas de víveres básicos.
Y sigo.


Hasta que leo el cartel indicador de salida a Trujillo...hooombree, esta no me la pierdo...Cansado de tanta autovía salgo al trozo de nacional que me adentra en tan histórica población.



 

Callejeando, sin mas, llego a su famosa plaza. Está todo a hasta los topes. Algún colegio cercano deja las calles repletas de críos con mochilas. Los papás esperan en sus coches. Tiro unas fotos rápidas bajo la atenta mirada de Pizarro, el cacereño del Perú...y de un policía local.






Luego hallo un parque mínimo donde, bajo los árboles, preparo la también mínima comida.



Y me fui. Si. Y Volverían los kilómetros funestos por vías rápidas....

Al paso por Oropesa veo el televisivo castillo de Isabel. No paro. Pido disculpas y juro por mi honor, visita futura.



Y así me salí de la A5 para rodar las carreteras de la jornada. Las de verdad. La N-502 sentido Arenas de San Pedro. Serranía palpable de precoz colorido estacional.


 

Tras un tiempo rodando por carreteras muy tranquilas en lo que a circulación se refiere, sigo la marcha hacia el pueblo de Hoyo de Pinar.


 

 En su gasolinera pararé a llenar y descargar. Aquí sí. Aquí si que tiran sin cortarse de lejía. Tienen colgado hasta el cuadrante de limpieza del sanitario.



Estoy en la que, quizás, es una de las vías mas transitada de moteros los fines de semana y fiestas de guardar.



Luego llegaría la AV501 y 502, para mi, unas de las mejores zonas por el entorno, asfalto y soledad que haya visto.



Venían a mi mente imágenes idílicas del medio oeste americano. Y me dí cuenta que no hacía falta cruzar hasta tan lejos para sentirse como en la altiplanicie del estado de Montana.

MONTANA...en las estribaciones de Gredos.



Llegaré al Puerto de La Lancha, y bajando, lo haré por una recta que me impresiona por su quietud.



Y subo, en el otro extremo de la misma, el puerto Cruz de Hierro, desde donde se atisban tierras segovianas.



 
 

No tardaría mucho en ver la negra techumbre de uno de los castillos más bonitos de Europa.

 


A sus pies paré, a contemplarlo, a tirar de imaginación ...


Parada obligatoria, poco o nada original, lo sé, bajo el milenario acueducto.

 

Y el Rómulo  que mama más que Remo......

 

Después de la ducha me tumbaré en la cama. Me duermo..fuckkkk..cuando abro los ojos ya ha anochecido. Así que bajo al centro a jugar con el obturador de la vieja y trallada Canon.
 

Y sabrás amigo quien fue, quien posó aquella noche ante mi lente.....

 
 

De regreso, cenado y en cama, repasaré en fotogramas mentales la jornada que terminaba.....Pizarro vs Montana...


4º Día. Segovia-Jaca. 508 km.

 Claros escasos en el amanecer de Segovia.



La primera parada sería en la Granja de San Ildefonso, una vez pasada la verja de entrada al Real Sitio.



Me acerco, una vez estaciono la montura, por las inmediaciones del Palacio.
Sereno en demasía.


 
En los jardines, los suelos otoñales recuerdan los tiempos en los que vivo.



Rodando entre pinares, poco a poco, ganaba altura.


Hasta que llego al puerto.



Unas fotos en un lugar muy visto en las noticias cuando la nieve se deja ver por allí. Orbaya y hace frío. Sobre mí, en teoría, está otra de las cimas de la Vuelta (pero no puedo subir), bajo la niebla cimera imagino la Bola del Mundo.



Bajada por Rascafría. Asfalto regular, repleto de agujas de pinar....



Paro un momento bajo unos escasos rayos solares en el monasterio de Santa María del Paular. Bonito y tranquilo.





Estos pueblos que me llevarán hasta Buitrago son muy chulos. En el pantano de Lozoya haré la última parada en Madrid.


Luego tomaré un tramo de la A1, para, pasado Somosierra, salirme hacia Riaza por la N101.



Y llegué hasta San Esteban de Gormaz, donde retraté y me retraté a orillas del Duero.

SAN ESTEBAN DE GORMAZ.

 

Los campos castellanos, bajo la latente mortandaz colórica otoñal, me van mostrando la decadencia de los girasoles abatidos. Si una vez inhiestos y cara al sol, hoy me los encontraré durante muchos kilómetros cabizbajos, marchitos y al final de su historia.



Siempre hay un resistente entre todos ellos......



Hice una parada técnica en algún lugar que aunque quiero no puedo recordar.


Y camino a Ágreda....



Busqué en esta localidad una zona apartada para comer. La hallé, con gratísima sorpresa por su verde belleza.


 

Intenso contraste con el marrón de la zona....


 

 En la navarrica Melida paro a fotografiar la iglesia de Santa Marina. Y continúo.



Un puñado de kilómetros después, ya por el norte de Navarra, recorreré una estrecha y anodina carretera.


 
Termina la NA 534, en el vetusto pueblo de Caseda.


 

De aquí a recorrer el interior de Sangüesa en nada.



 

Yesa me recibe con obras por la nacional. Paro ante su iglesia, y sin remedio o alternativa, me meto en su inacaba autovía.



YESA.

 

Y a cachitos entre vía rápida y nacional voy recorriendo en paralelo el sur de Pirineos.


 
 En el cruce, giro a la izquierda...



Y llego, llegaré, al atardecer a la guerrera y románica Jaca.

JACA.

Pasado por la ducha, escaseando la luz, camino por el Fuerte.

 

Abajo, en el foso, una manada de ciervas pastan plácidas. Un macho sólo. El muy cabrón -pensé- poco o nada sabe de berreas....na, que los hay con suerte.



Callejeé, paré, miré y calmé la sed en los finales momentos de la jornada que llamaba a poner el punto final.





5º Día. Jaca-Cangas. 667 km. 

Si digo que aquella mañana llovía, es poco. Así que con este amanecer, perreo por obligación entre las sábanas.

Tras desayunar bajé las cosas al garaje.



Luego subí la empinada cuesta y vi brillar el suelo de las calles de Jaca.
 

Salí dirección norte, hacia Canfranc.

En el pueblo tomé el desvío a la derecha, pasé el puente y estacioné. Allí estaba yo, en aquella desapacible mañana, junto a un edificio que tenía sobre el tanta historia como ventanas.

CANFRANC.

 

Rebusqué en mi imaginación las historias de alguna novela leída tiempo a, sobre oros y nazis.
Y decidí comenzar a subir el puerto mientras el tiempo daba una tregua.



Antes de llegar a Candanchú, vi a mi izquierda la puntiaguda cima de la Tuca Blanca,  sobre la "pista negra" que bajaba hace demasiados inviernos...


Cachín después llegaría a la barrera fronteriza y final del puerto de Somport.



Y bajando, paré a observar y retratar el brillar pardo de los bosques de hayas y robles que, no muy lejos, me engullirían en un descenso tranquilo y precavido, dado el piso resbaladizo y cubierto de la hojarasca en algunas curvas.



Me crucé únicamente con el autobús linea que viaja de un país a otro. No vi ni al Tato. Y eso acrecentaba, si cabe, una sensación de soledad increíble.



Y aquel escenario se abría de tanto en tanto.



Crucé Bedous, y pasado Serrance vi la indicación del Col de Marie-Blanque, otro puerto que desde chaval me atrajo gracias a los julios de tardes, Pericos y Tours.



Húmedos kilómetros fueron pasando durante la entretenida ascensión. Si bien por esta vertiente oeste no tiene unas vistas chulas, el hecho de rodar junto a los hitos indicadores de km. me bastaba.

MARIE BLANQUE...con sabor a descuido.

 

Y fíjate si la cima me fue escasa y esquiva, que me salté el cartel indicador, y vime bajando sin darme cuenta que atrás me lo dejaba. El cartel y una foto, dita sea.



Me olvidé de la foto pronto. El verde valle se iba abriendo poco a poco. Pasé cerca de una ermita, y luego, rodaría por un vergel de pastos y ganado.



Carretera estrecha y repleta de boñigas. Decenas de vacas rubias pastaban a ambos lados de la misma. Una visión linda de una tierra hermana en semejanzas a la mía.



Corono al fondo del valle un colladín, desde el cual se tienen preciosas vistas de esta parte del Pirineo. Abajo me espera Bilhéres.



 
 

Dalequetepego sigo cruzando valles varios y otras tantas carreteras y poblaciones.



En el bonito y francés centro de Bruges me paro un instante.

 

 Y continuaré hasta llegar a la iglesia de Bétharram, un rincón precioso.



Ya sí, poco a poco, me acerco a los arrabales del milagroso Lourdes.



Tras estacionar mal y pronto, visito la zona. Está abarrotada. Mas de lo que me esperaba un día gris de otoño.

LOURDES.

 
 
 

Rezar ya no rezo. Pero reconozco que me gusta entrar en los templos de la ciudades que visito, donde  suelo buscar un rincón tranquilo donde sentarme y medito. Únicamente medito. Me relaja. Me da calma. Quizás sean los rescoldos de la vieja cultura hispana en la que me crié.



Pero aquí la calma no existe. Calma era un cabo primero del Tercio de Ronda, no esto por donde camino vestido -entre sillas de ruedas, ancianos y jóvenes con boinas-, de Neil Armstrom.



Y casi peor es intentar salir de la población. Miles de gentes caminando por las calles, entre los vehículos y los centenares de sacro-chiringuitos que amueblan el casco urbano.



Comienza a llover camino de Tarbes. La Virgen ha querido que respetase el tiempo a mi paso por el Pirineo francés.


Tomo la autopista de nuevo. Este tramo de vía, tan rodado, se hace pesao, la verdad.


Pasarán los kilómetros y cruzaré a España vestido con el traje de agua. Pagando religiosamente peajes y gasolinas.


 

Rondaré Bilbo, y como fin de ruta fotográfica vuelvo a elegir el llanisco Niembro.






Si bien las tierras españolas me adornan por dentro, siempre tendré un guiño cuando mire de reojo hacia el oeste, al borde del océano. A esa ciudad con sus rincones, su gran río, su acento tristón y terriblemente melancólico....esa ciudad de cuestas y hermosa gente.

A orillas del Tajo escribiría:

"Si digo feliz quiero decir mi niñez.
 Si digo nostalgias, mi pared con almanaques.

Habrá de llegarme la postrera muerte
que me rapte
los anhelos, los excesos, mis desmanes.

Si digo feliz quiero decir tan poco.
Si digo nostalgias, todas las ciudades."
                                               Gelu.  
                                (Lisboa, Octubre de 2014)
                                                                
                  

PD. Estamos en un invierno tardío en fríos y nieves. Atrás quedaron los viajes del 2014 recorriendo la Península. Llegarán, quien sabe, otros días y quizás otras ciudades....

Si nos cruzamos, ya sabes, saluda, que yo lo haré. ;-)

Salud te deseo, y mil abrazos te están llegando amig@. Tuyos son.
Gelu.





26 comentarios:

  1. Cuánto tiempo, Gelu, jajaja...Veo que sigues como la última vez que me asomé por aquí: recopilando estampas y memorias. Un besín.

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    1. Demasiado tiempo, Reina. Se echa en falta leer la vida desde tu prima, mordaz y realista. Besu enorme, además de pleitesía.
      Gelu.

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    2. Mi Real Prima está mustia y prefiere callar. Quizás su tiempo pasó. Quizás llegue una prima nueva, no tan Real pero sí más real...Más besos.

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    3. Que lo mustio se pase, o se mitigue en parte...Quizás mejor así, de tanto en tanto viene bien abrir de par en par el cuarterón de la puerta para ventilar...
      PD. Donde dije prima digo prisma... ;-)
      Besos mando.
      Gelu.

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    4. Jajaja, qué bueno...Pues como prima también valía ;-) Lo triste también cumple su función, hay que atravesarlo cuando toca...aunque no lo niego: jode.

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  2. Estas hecho un poeta y un gran viajero. Se te queda pequeña la península ya.
    Un saludo gelu

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    1. Gracias Anónimo. "Gran" se me antoja excesivo. Por desgracia, sigo leyendo mejor los versos que escribirlos.
      Saludos.
      Gelu.

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  3. Se te nota algo triste!. Ánimos desde el centro, que no hay mal que 100 años dure.
    Y ahora, sobre la ruta. Que buena ruta, que envidia. Gracias por mostrarme algo más de Lisboa. Espero poder visitarla no ha mucho tardar.

    Un saludo

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    1. Tiempos extraños maes.
      Lisboa esconde muchos rincones muy suyos.
      Gracias.
      Gelu.

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  4. Es un placer leerte, y ver las ilustraciones con las que acompañas
    esa lectura.
    Saludos.

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    1. Gracias amigo. Un placer que os paseis.
      Saludos.
      Gelu.

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  5. Tremenda ruta¡¡¡ Cuándo inventarán el botón de tele trasporte para evitar las autopistas ;)
    Gracias por compartir.
    Abrazotes.

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    1. Yo le sigo buscando..el botón.
      Gracias a ti por venirte.
      Saludos, maestro.
      Gelu.

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  6. Pedazo Rutone.
    Dalo por hecho, ese saludo nos daremos.

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    1. Me alegro, en serio. Estamos perdiendo las viejas costumbres...
      Gracias.
      Gelu.

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  7. Un no parar de ruta, si no podemos parar lo que queremos al menos pasamos por ello. Lo de Lourdes....lo ví, volver....no creo que de mercado prefiero el de Cangas los domingos. Yo si saludo aunque algunos desde la atalaya no te vean .
    Saludos Gelu.

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  8. Lourdes se las trae, Covadonga a su lado es un gota de agua en el lago Enol...Donde va a parar, tu si que sabes de mercaos jajaja.
    Saludos, y gracias siempre.
    Gelu.

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  9. Moteas largo,... compañero. Has hecho una excelente miniguía de Lisboa. Decirte que cerca de la foto que muestras durante una parada en Valencia de Alcántara está la taberna La Paloma; una taberna de esas de barra de madera, olor a rancio y con el abuelo sirviendo chatos de vinos sin prisas y dándote conversación y sirviendo la mejor "mondonga" (morcilla de la zona) de cuantas se pueden probar por ahí. Ya lo sabes....para otra.

    Saludos.

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  10. La habrá mejores, seguro, pero con ese ambiente que dices, La Paloma se supera...fijo.
    Gracias por pasarte.
    Gelu.

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  11. Hola de nuevo, sigo siendo la misma, pero...otra distinta ;-)

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  12. Un magnífico reportaje de ese gran recorrido en kilómetros pero creo que corto en tiempo.
    Me has hecho recordar muchos lugares que también he conocido en los últimos años, aunque mas pausadamente y sobre cuatro ruedas.
    Un saludo.

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  13. Gracias Fraile. Tiempo escaso para tanto que ver, si. La mera visión nunca es suficiente.
    Gracias por venirte.
    Gelu.

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  14. ¿Y esto qué tal...?
    http://www.diariodelviajero.com/europa/se-busca-motorista-para-recorrer-europa-en-una-harley-con-todos-los-gastos-pagos

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    1. Ya eh?? Quien dispusiera de dos meses y un perfecto inglés...very güel. ;-)

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  15. Hacía tiempo que no te visitaba el blog y veo que sigues con esas rodadas solitarias que no me cansan jamás.
    Es un honor leerte compañero !!

    Vss

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    1. Madre mía Paco, perdona por la tardanza.... Estoy un poco abstraído de estos mundos de redes e interneses.
      Gracias por tus palabras, siendo tuyas tienen más valor, si cabe.
      Ciaoo.

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