martes, 30 de julio de 2013

POR LOS MOLINOS DE KINDERDIJK (HOLANDA). RODADAS EUROPEAS....

Son parecidos -pensé mientras el sol caía a plomo sobre los canales de aguas tranquilas-.
En tanto, Británica esperaba paciente estacionada junto a una casa color pastel, en aquella bonita y trajinada zona residencial de Kinderdijk.




En el principio de los tiempos.........





1º Día. Cangas-La Rochelle (Fr).    723 km.   
"Cuando pasé de ostras y pedí una negra"

Con Británica lista desde la tarde anterior, solo me quedaba atar el petate donde llevo las cosas que, normalmente, porto en el baúl que hoy ocupa todo el equipo de acampada.

Una magnífica mañana se presume. Sol y temperatura agradable que se despereza antes de llegar a Posada de Llanes, mientras bajo por el río de Las Cabras.



Nada reseñable en esta etapa, la mayoría por autopista. Peajes nuevos donde antes no los había, como en el tramo de la autopista de Irún-Burdeos. Un coñazo, la verdad....



Paro a comer en un área de servicio. Mira tu que hay áreas a lo largo y ancho de la geografía gala, y va el Gelu y se para en una en fase de construcción.
Entre ruidos de palas, polvo y un sol de justicia, como.



Paso una abarrotada circunvalación de Burdeos y voy girando hacia la costa oeste francesa. En La Rochelle, ademas de tener fama por sus ostras, tienen un precioso puerto protegido por tres viejas torres.

Después de buscar el hotel, pasar por la ducha y buscar un plano del pueblín, salgo lerele lerele a conocer el lugar.

LA ROCHELLE.




Me gustó, me gusta,  La Rochelle. Turistas -entre ellos el que esto escribe- por todos lados, caminan buscando la sombra del casco viejo.





Me acerco hasta el paseo de la entrada al puerto, desde donde se aprecian las figuras de las tres torres mencionadas.




Había pensado cenar unos mejillones u ostras, ya puestos....pero decido, en el último momento, mandar izquierda arrr y colarme en una taberna, donde ostras no se decirte, mira tu, pero Guinnes tienen y bien fresca. ;-)




De regreso al hotel, paro a disfrutar, tumbado en el césped, del atardecer soleado sobre la ría.



Cené algo, y, pronto y cansado, me dormí como un bendito.


2º Día. La Rochelle- Surrain (Fr)  526 km.
"Un monte en la distancia, y un cementerio que me enmudeció"

Despierto. Es pronto.
Lo bueno de estos hoteles que carecen de persianas, es que uno se despierta sin falta de despertadores. Fíjate tu.



Preparo las cosas. Un café de hornillo es lo que tomo antes de partir.
La Rochelle está tranquila. Kilómetro a kilómetro marcho dirección a La Roche para tomar la autopista.


Sin mucha novedad voy pasando la mañana. Circunvalo Nantes y Rennes , en territorio de la Bretaña.

Antes de llegar a mi primer destino, fuera de autopista, la carretera conduce por pueblos muy chulos. Cuidados al máximo. Con detalles que hacen, si cabe, que admires el buen gusto de estos vecinos nuestros.










En uno de ellos, cualquiera, localizo un enclave perfecto para comer y tumbarme un poco a la bartola. Sobre un estanque y bajo la fresca sombra de unos enormes árboles, como ese medio día bretón.



Ya si, camino hacia el famoso monte Saint-Michel. Este extraño enclave, encalomado en lo alto de una roca en mitad de una marisma, es una de las atracciones de Francia.



Me he fijado hace rato que, pese a ser pronto y sábado, hay mucha circulación. Así que, con esto, no pude extrañarme cuando llegué a las cercanías de mencionado enclave que todos los aparcamientos estuviesen repletos. No permiten acercarme al lugar. Dita sea !! (rumio para mis adentros). Si quiero debo dejar a Británica en uno de estos estacionamientos e ir a pie o bus.

MONT SAINT-MICHEL.




Como hace un calor terrible, voy con petate y no tengo sitio donde guardar nada en los baúles no puedo alejarme mucho de la montura. Por todo ello, desde la lejanía, aparco en un centro de visitantes. Saco el equipo y tomo un café viendo, a lo lejos, la extraordinaria abadía. Pese a todo, el lugar es mágico.
No puedo esperar que un sábado de sol y finales de Julio pudiese llegar a las explanada de lugar. No señor.




Tras la visita, sigo ruta hacia el norte costero de la Baja Normandía. Rummmmm rummmmmm...Poco a poco va entrando la tarde.

Voy sentido a Vierville-sur-Mer. Te dirás que demonios es eso, o no (ya se que tu has rodado mucho). El lugar es mas conocido como Omaha Beach, uno de los lugares protagonista del famoso desembarco de la segunda de las grandes guerras mundiales.

Al llegar a la playa, lo primero que veo es un monumento flanqueado a ambos lados de mástiles y banderas.
Julio, sol, calor y viento, hace que el arenal esté lleno de gentes luciendo lorzas y surferos peinando crestas a las olas.

OMAHA BEACH.


La normalidad que da el pasar de los años, hace que allí donde se debieron vivir unas de las escenas mas terribles de la guerra, la vida -por fortuna- continúe.



Ruedo por el paseo. A un lado la costa, y al otro, el litoral donde esperaban los alemanes.....las imágenes de una famosa película ayudan a la recreación.



Junto al monumento que antes te conté, graban unas entrevistas a unos veteranos de guerra. Que diferente debe ser, pienso, aquella jornada de sangre, miedo e incertidumbre, a esta de calor y bikinis que ven estos dos abuelos....que cosas tiene la vida. Y la guerra.



Tras el paso por aquí, subo a tirar unas fotos de Británica junto con un blindado estacionado a la entrada de un museo próximo a la playa.






Luego, sigo al lugar mas impresionante de la zona: El Cementerio Americano.

CEMENTERIO AMERICANO.


Pocos lugares me han producido esa sensación. Caminar entre cruces y estrellas de David, blancas como la nieve.




El lugar está repleto de visitantes norteamericanos, entre otros. Posan flores y banderas en algunas de tumbas. Algunos, abrazados, se secan lágrimas. Familiares, me digo. Son hijos, nietos y bisnietos de aquellos jóvenes que fueron a morir lejos de sus casas, en una húmeda y fría costa europea.





Disparo fotos con respeto, parece que uno hace algo perverso al caminar entre las cruces. Me salgo de allí y  camino hasta una especie de mausoleo. Bajo hasta un mirador de la playa, desde el cual se aprecian las trincheras alemanas.....ummhhh.




Me voy hacia el aparcamiento con imágenes de guerra, gritos, lamentos y esperanzas vanas de regreso al hogar, de los moradores que, bajo cuatro palmos de verde césped, pueblan el lugar.
Puta guerra, pensé. Puta guerra....

Y me fuí. No muy lejos, pero me fui pensando en todo eso. La tarde llegó sin darme cuenta y pruebo suerte en el primero de los camping que visito. Hay sitio. Me quedo.



Tras montar el vivac, ducharme y demás banalidades, va cayendo la noche en territorio normando.
Un día completo y, a su vez, extraño. Si.





Y me dormí.


3º Día. Surrain ( Fr) - Brujas (Bel)  510 km.

"Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso"    
(Ángel González).

El rocío ha mojado a Británica. También el techo de la tienda.
Despierto solo, de nuevo. Sin ayuda de despertadores.

No dejan abandonar el camping hasta las 08:00 h. así que preparo el café con calma, y mas tarde, desmonto todo.....Todo húmedo.



A la hora prevista comienzo la ruta por una Normandía, aún, dormida. Bajo la niebla.
Es domingo y tráfico poco se ve.



Por carreteras estrechas, bajo sombras de arboledas, voy buscando la autopista que me llevará hacia Calais. Fotografío un cruceiro, de los muchos que allí hay.



Los campos de trigo están dorados por el sol. Bastas extensiones de cereal pululan a ambos lados de las carreteras.

Metido en faena voy ganando kilómetros. Paso Caen, y al rato largo llego a unos puentes increíbles. Sobre el río Sena se alza un puente que bien merece la pena felicitar a su diseñador.






Dejo atrás el desvío a Calais, y al poco llego a Dunkerque. De aquí a la frontera belga en nada.

Rodando por tierras belgas, lo primero que hago es desviarme de la autopista hacia la costa. Antes paro a repostar en Nieuwpoort.



Sigo por la larga calle que une Nieuwpoort y Middelkerke. Me acerco a una playa repleta de gentes.



Creo que toda Bélgica está aquí tostándose en la playa. Domingo y con sol, no me extraña.



Apoyado en la barandilla, después de sacarle unas fotos a Británica, me recreo mirando al infinito. Y es entonces cuando aquellos versos, tantas veces leídos, vienen a mi:


"...Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso..."

Que grande fuiste, paisano, que grande. Cuanto te leí y cuanto te sigo releyendo.
Con una sonrisa en mi careto, mezcolanza de recuerdos por el poeta que ya no está y de satisfacción por estar ante su mar del Norte, continué viaje hasta el destino previsto: Brujas.

BRUJAS.





Es Brujas una de las ciudades mas bonitas que he tenido el placer de pasear. Tras el paso por el hotel y su ducha correspondiente, el abajo firmante sale a recorrer la urbe.






Que maravilla de casco antiguo. Canales, cisnes, carruajes.....uno cree encontrarse en otra época.






Un tango suena en el Mercado del Pescado. Me paro. Veo a parejas bailar al ritmo de la música de uno de Bariloche, o de cerca. Fijo.






En la plaza de la catedral hay un concierto. Me siento a los pies de una farola. Hoy, según entiendo, el rey del país ha dejado paso a su heredero. Pues que bien, y tal.





Vuelvo al hotel. Me noto cansado.
Tras cenar como bien sabes, me tumbo a trastear por la wifi.
Duermo esa noche recordando que cuando es invierno en el mar del Norte, es verano en Valparaiso...

Y sonriendo, me dormí.
De nuevo.


4º Dia. Brujas (Bel) - Duseeldorf (Ger)  460 km.

"Y en Flandes una pica, y en Breda una rendición"

Me duele la cara, y no por ser guapo precisamente.....la cara y el antebrazo izq. Un osado mosquito, valiente el, se ha cebado conmigo de madrugada.

El hotel, Ibis Estación, no tiene parking propio, pero en las proximidades está el de la estación de Brujas, que por menos de 4 euros duerme la montura bajo techo y vigilada. Mejor y mas barato que en otros muchos hoteles de paso. Te lo dice el menda.



Salí temprano dirección a Gante, para dirigirme al primero de los destinos fijados para esta jornada.


Tras una tirada por autopista cargada de circulación, entro en la capital de Bélgica y la Europa del decaído Euro.

Bruselas me tiene que enseñar un átomo gigante, que es lo que yo he venido a visitar.

BRUSELAS.


Me entran dudas si acercarme al centro y buscar a nuestros mandatarios europeos. Ya sabes: Hola que tal...aquí uno del sur...ni torero ni bailaor.... poco de vago y mucha mala leche...coger a alguno por el pescuezo y preparar una pajarraca de ordago, un Puerto Hurraco a la belga...y tal.

Paso de rollos. Que me caliento y hoy me queda una tirada...Volveré!!! Dijo Chochenaguer.

Como es tan pronto, y la zona es de colegios y de ferias de muestras, pues eso, ni un alma en los alrededores. Una suerte.



Fotografío el gigante Átomo, ese que, de tanto verlo por la tele o la red, lo conozco de siempre. Tiro de trípode, me recreo en mil disparos, perspectivas...bla bla bla....y me voy.

Salgo de la capital rumbo norte, pasando por Amberes. O mejor, de Amberes. Se que Gante y esta última ciudad son lindas, pero hoy no tocan. Lo siento bambinas...

Cruzo la frontera holandesa, y comienzo a darme cuenta que voy rodando por el que fuera territorio español hace unos cuantos siglos, cuando España era imperio, y los ciudadanos -como hoy en día-, sufríamos con gallardo patriotismo a unos mandatarios mala gente, manirrotos y cabrones.



Y en Flandes una pica. Y en Breda una rendición. Pero antes de esto, sigo dirección a Rotterdam .
Muy cerca de esta ciudad industrial holandesa, se encuentra una de las zonas mas bonitas para observar y disfrutar de los famosos molinos de los Países Bajos.

KINDERDIJK.


Kinderdijk, pueblo repleto de canales y nombre de mala pronunciación,  es un punto de turismo del país.
Estaciono a Británica cerca de unas casas unifamiliares preciosas. De colores suaves. Molonas ellas.



El calor aprieta. Busco sitio donde no hay para guardar todo lo que puedo en los tres baúles. Lo consigo.
Y salgo para el lugar.



Son parecidos -pensé mientras el sol caía a plomo sobre aquel paseo entre canales de aguas tranquilas. A cada paso, cada disparo, voy diciéndome esto.



Utilizando la misma fuerza natural, Eolo, ambos son utilizados para funciones distintas. Los unos blanquísimos, muelen, allá por la manchega Castilla. Los otros, son utilizados para drenar la tierra ganada al líquido elemento.

Casas flotantes próximos a estos. Verdor a su alrededor. El lugar es precioso, de verdad.
Seguí sacando fotos. Admirándolos



Concluida la visita, tomé ruta hacia Breda. El sevillano pintó a principios del siglo XVII una rendición que forma parte de la historia de nuestro país.


Por el centro de la ciudad, llego poco a poco, semáforo a semáforo, ciclista a ciclista, al puente de Spanjaardsgat. Uno de lugares principales en el asedio a la ciudad por parte de los nuestros. Antes de la victoria.

BREDA.



Pude oír voces del pasado apoyado en la barandilla; blasfemias en castellano; voto a tal o a cual; pude sentir el frío que sintieron aquellos paisanos nuestros; pude oler la pólvora de los que allí anduvieron a arcabuzazo limpio....los que allí quedaron, luchando por una patria que nada les daba y mucho les debía. La patria no, que demonios, nuestros gobernantes. Esos que del plomo se libraron, si, pero no de la Historia....a cada cerdo...

BREDA.






Con una pica en Flandes, colocada sobre la pantalla de Británica, marché, una vez repostado su depósito, hacia Eindhoven, para al muuuyy largo rato cruzar la frontera germana.



Y así fue como llegué a los arrabales de Dusseldorf , cruzando uno de sus varios puentes.

DUSSELDORF.


Busco el hotel. Lo encuentro. Tiene parking propio y está en el centro. Me quedo , of course.
Me ducho y me asomo a la terraza-ático que tiene la habitación. Que guay, me digo.



Paseo por la capital de Renania del Norte. Muy cosmopolita ella. Repleta de turistas. Con muuuchos bancos (de dinero) y otros tantos centros comerciales. El marco alemán funcionaba bien, y ahora el euro, idem de idem...no saben nada estos Teutones.










Paseo por el río. Y, como no, sentado en unas escaleras, vi caer la tarde sobre los rascacielos comedidos de la city.







Una vez en el hotel preparo la cena bajo un bochorno horroroso. Sentado en la terraza, ceno una pasta que aprueba con un notable alto mi examen particular....ummmmhhhhhh....









Y me dormí, claro. Contento por ese día que caminaba a su fin, al haber posado ante un átomo, paseado ante unos molinos, recordado a unos Tercios y ver ponerse la tarde sobre el Rhin.

Vaya guay.
Y sabes que pasó?.....Que me dormí, claro.  ;-)


5º Día.  Dusseldorf (Ger) - Lausanne (Swi) 693 km.

"No hay drogas, ni armas, ni millones en mis baúles"

Hoy me espera una jornada larga. Alternaré autopista y nacionales.

La mañana alemana se presenta cálida. Saliendo de la ciudad voy parando en los semáforos.

Los efectivos trabajadores germanos se dirigen a producir y hacer mas fuerte este país suyo.
Me dirijo hacia el sur, hacia Koln. Para seguir cruzando el país dirección a uno de los estados mas pequeños y bonitos de centro Europa: Luxemburgo.



Después de mucho rodar por las autopistas del país de la señora Merkel, entro por una entretenida carretera de doble sentido.



Saco unas fotos en algún pueblo del que ahora no recuerdo su nombre. Luego, tras un rato, entro ya en la capital.

LUXEMBURGO.



Por su centro, llego en las proximidades de la catedral. Cerca, hay un aparcamiento público repleto de turistas y autobuses.





Saco desde unos miradores que hay unas fotos de la otra parte de la urbe. Bonita. Bonita es la ciudad.
Tras sacar unas fotos, recorro el casco urbano y me dispongo a partir a tierras galas.

LUXEMBURGO.








El trayecto que va desde aquí hasta la frontera Suiza, en los tramos que autopista que me encuentro no pago ni un peaje. Esto masmola.



Metz, Nancy, y me salgo ya para la nacional que me llevará por las siguientes poblaciones de Besancon y Pontarlier.


El recorrido por esta vía es de lo mejor del día. Sol, mucho bochorno, y una amenaza constante y mas que previsible en el horizonte. Antes de llegar a la frontera me cae la tormenta perfecta. Traje de agua y, en cuanto puedo, aprovecho a repostar antes de entrar en país de los relojes. Además me protejo del potente aparato eléctrico que está cayendo a centenares de metros.




Cruzo la frontera por el paso de Jougne. Aquí sufriré un control registro de documentación y equipaje.
Tras responder a las preguntas de los probos funcionarios de aduanas suizos, con las pintas que llevo de traje de agua, fundas cubre deposito, petate, etc...soy blanco fácil.

Me bajo, buscan drogas, armas o dinero, me digo. Drogas supongo. Uno que ha sido novillero antes que torero, deja hacer callado. No queda otra. Tras confirmar mis datos con la base de datos, no estar requisitoriado ni poseer ningún estupefaciente, vuelvo a guardar las cosas.

Continúo viaje, cocido bajo el traje de lluvia, hasta Lausanne. En Renens, me desvío a la casa de una gente maravillosa, que sin ser familia directa, como a tales tengo. Como a tales, quiero. Mucho.

RENENS.


Una sonrisa y tres besos. Luego, tras la ducha de rigor, al estar próximo el domicilio al lago Léman, me bajo hasta allí para disparar unas fotos. Paso por la sede del C.O.I . Y llego al paseo. Una pareja de cismes, bellos, estilizados y buenos navegantes, gozan en su medio.

LAUSANNE.
















Tras la cena familiar en la terraza, vemos relámpagos en la lejanía, sobre los cercanos Alpes. Hoy Británica volverá a mojarse. Yo dormiré como un lirón.



Como en casa, duermo de un tirón. De maravilla.

Pues claro.

6º Día. Lausanne (Swi) - Millau (Fr)  600 km.

"Un camping, nuevos amigos, unas cervezas, y en en cielo....unos luceros"

Cuando abro los ojos lo primero que hago es escuchar.
Los coches, pese a ser pronto, ruedan sin cesar bajo mi habitación. Noto el ruido clásico del neumático sobre el asfalto húmedo....ziiissssss...

Ummhh....Pienso. Mojarse toca, Gelín.
Pero no. Pese al bochorno, pese al cielo gris oscuro, aguanta. Rato antes llovió, pero respeta la partida del rider astur.



Tras despedirme hasta fechas próximas, quien sabe si en Asturias, de la "familia" suiza, parto dirección a Ginebra.

Ya te he dicho que hay circulación. A mi izq. el lago. Sobre el los Alpes. Esos picos que tan buen recuerdo me traen de inviernos y ski....



Pasado Geneve, o Ginebra como diría uno de Palafrugell, paso la frontera sin novedad esta vez.

Ya en tierras galas tomo rumbo suroeste. La ruta está compuesta, hoy, de tramos de autopista, nacionales y carretera de montaña.

Cuando llevo un buen trecho, ya estando el sol en el cenit, escucho un gruñido de mi vecino de abajo.
Paro a repostar. Británica y Gelu. Ambos.

Un Redbull y un pequeño pincho de chorizo suizo, alas no se si me dan, pero ánimos muchos. Joder que mezcolanza tan rica. Y eso que el toro rosso sabe a jarabezucio que tira para atrás...



Va pasando la jornada, y pasado el desvío de Valence, tomo una de las carreteras mas chulas de la jornada y del viaje.


La N 102 y la N 88, metido en el Langedoc, pasa por unos pueblos guapísimos. Muy típicos. Mezcla de pueblo mediterráneo y de interior.


El granito, por estos lares, forma parte del material de construcción de viviendas y muros. Pinares, en las colinas cercanas.

Encuentro un pueblo, Laubert, donde decido hacer un descanso. Disparo fotos en sus tranquilas y solitarias callejas. Un monumento recuerda a sus caídos en las dos grandes guerras mundiales. La enseña francesa, en Francia, se respeta. Pese a los muchos y diferentes Departamentos, esta, une.

LAUBERT.









Ya, sobre los 1000 mt. de altura, llego al lago-pantano de Charpal. Próximo a la sinuosa carretera de montaña D1.







Bajando por aquel bonito y no muy alto puerto, me encuentro, de repente, en un duelo al sol....En la esquina izq. un toro blanco, rey de su harén. En la esquina drch. el aspirante, un toro rubio....El idiota de mi en el centro del cuadrilátero. Solo me separaba de estas bestias de mas de 700 kg. un finos alambres de espino.
Ante los bufidos varoniles de los animales espoleé a Británica, huimos del lugar.


Disfrutado de las vistas y el lago, sigo hasta Mende. Tras una pequeña tirada de autopista hasta Millau, lugar donde, bajo un pico donde vuelan decenas de parapentistas, busco sitio en un camping cualquiera.



Tienen parcela. Me quedo. Me pienso muy en serio, por el calor terrible que vengo sufriendo, de tirarme al río, donde se bañan mas campistas. Paso, y hecho una siesta a la sombra de los altos árboles del lugar.

MILLAU.







Mas tarde pasearé por Millau, bonita ella. Simple, pero linda ciudad.
Ya de noche, mis vecinos, de NewCastle, que viajan en un tri goldwing amarillo chillón,  me invitan a platicar con una Budweiser en la mano. Fría la condenada, entra sola.
Entre charlas de motos, nuestras vidas, y un entretenido etc...la noche cae sobre Millau.









En el cielo, los luceros brillan al compás de historias de viajes....
Mola.


7º Día. Millau - Cangas 850 km.

"Y al final, llegó el final"

Todo se acaba. Todo comienzo tiene, irremediablemente, su final.
Es lo que pienso mientras deshincho la colchoneta.
El camping, aún duerme.

Son escasamente las 06:00 h. de la mañana. Comienzo la rutina de desmontar y mal colocar todo en su sitio.
A las 07:30 horas abren los portones del camping, y salgo rumbo a casa.



Cuando voy saliendo de Millau, además de repostar, abro la boca maravillado. En la lejanía, no muy allá, se erige, largo y altísimo, el viaducto mas grande de Europa.

MILLAU.






Saco fotos desde la base. Hay un mirador, pero está cerrado aún.

Sigo ruta por una carretera que transcurre entre pueblos muy bonitos. El sol mañanero, la buena temperatura, invita a rodar tranquilo con la mentonera arriba. Voy con una sonrisa en el careto.






El trayecto por estas carreteras es largo hasta que tomo la autopista en la localidad de Albi, autopista que ya no soltaré hasta la localidad de Unquera, en límite provincial astur-cantabro. Un viaje largo y pelín tedioso.



La lluvia vuelve a caerme por Cantabria hasta casi llegar a casa. Fresco y húmedo orbayu. 
Ay que ver! me digo. Esto, que es lo que esperaba encontrarme por Bretaña o Normandía, me da la bienvenida....que cosas.


PD. Y ahora, desde entonces, busco con la mirada en los horizontes, y creo ver:  una abadía enriscada; algunas cruces blancas; unas calles medievales; un átomo gigante; unos molinos y unos canales; el puente de los españoles con sabor a rendición; un paseo a la vera de un río germano; una goldwing estridente.....

Un poema frente al Mar del Norte



Esta vez, mas que nunca, tengo que agradecerte el que hayas llegado leyendo hasta aquí abajo.
Cansa leer tostones largos, lo se.  Espero, que al menos, las fotos te haya entretenido.

Un fuerte abrazo, amig@.
Gelu.