lunes, 23 de septiembre de 2013

UN PASEO POR ANDALUCÍA. RODADAS SUREÑAS....

Septiembre trajo consigo olores a jara; a paja seca; a marisma; a cochino bellotero.
Septiembre me regaló olores a vida pura....allá, por territorios del sur.




Días de sol, calor y kilómetros, por carreteras de todo tipo, estado y condición. Días últimos de vacaciones que, con ello, pusieron el punto y final a los viajes del 2013.

Pero como todo fin tiene su principio, vayamos por ello...

Érase una vez.....

1º Día. Cangas-Cáceres. 551 km.

Aún imagino mi cara cuando subí la persiana: de duda.
Duda por no saber como me recibirá el alto del Puerto del Pontón, mi salida natural hacia el sur.



Hace fresco y ha llovido, pero ahora aguanta. Con los guantes de entretiempo y lluvia puestos, voy haciendo los primeros kilómetros.


Hasta que llego al Desfiladero de Los Beyos, donde la niebla y la fina llovizna comienza a caer.
Paro a colocar la funda a la bolsa sobre deposito y aprovecho para empezar la tarea de disparar fotos.



Paso por Oseja y corono el puerto. Hace frío.
En Riaño paro en el puente del pantano, el sol se va alzando. Bonita estampa.






Una vez llegué a Mansilla tomo la autovía y al poco me salgo en Benavente dirección Zamora, para proseguir posteriormente hasta Salamanca.


El hambre y la sed aprietan, y decido parar en Guijuelo. Allí, en un banco sombreado anexo a una de las muchas empresas jamoneras, me meto una insulsa ensalada en la ciudad de los jamones. En fín. Hay que jod...



Hasta no entrado en tierras charras no he comenzado a notar calor. Sol ya tenía, pero la sensación térmica no era muy alta.
Pasado Béjar tomo la N 630. Carretera con curvas y rectas perfectas, que en esa horas está muy solitaria.



Llego al pantano de José María Oriol o Alcántara.




Al rato, corto, entro en Cáceres con un calor terrible para la cordura que llevo puesta.
Ducha al canto, y salida por la urbe extremeña.



Cáceres es preciosa. Su centro histórico merece mucho la pena. La sombra de las callejas invitan a pasear al fresco

CÁCERES.
















Paro a tomar una caña en una terraza. Que gusto. Que bien se está aquí.



Me retiro, no muy tarde, a dumí...que mañana hay que madrugar.


2º Día. Cáceres-Sevilla. 447 km.

Como siempre hago cuando marcho a rodar esos asfaltos, madrugo. No mucho, pero lo justo para salir sobre las 08:00 h.

La salida de la ciudad es muy tranquila, ayer fue día de Extremadura y hacen puente.



Tomo de nuevo la autovía para adelantar tiempo. En un momento dado decido ponerme el forro, parecía que no pero aún está fresco. Tiro unas fotos de los llanos cacereños, dorados y amplios.




En Zafra, tomo la EX 101, carretera que lleva por dehesas y por la serranía que no dejará de acompañarme hasta pasado Valverde del Camino, en Huelva.


Paro en un pueblo cualquiera, de esos chulos, serranos ellos. Callejeo por estrechas y empinada callejas. Salen los vecinos al escuchar el ronroneo del tricilíndrico. Saludo. Saludan.




El sol luce alto, debe ser medio día cuando llego cerca de Huelva. El calor me está agobiando. Voy deshidratado.

Entré por la capital andaluza sin mucha pena y si con mucha sed. Tanta que necesito parar a meterme un Redbull a la sombra de la catedral.

HUELVA.





Salgo de la ciudad en camiseta y vaqueros. Algo mejor.

Tomo ruta hacia el pueblo costero de Matalascañas. Para llegar hasta allí ruedo por una inmensa recta, bordeada de pinares. Estoy en territorio del Parque Nacional de Doñana.



Cerca de una de las muchas rotondas, hay un parque donde hago el picnic. Luego, voy hasta la costa, a la playa. Siendo mediados de Septiembre aún se ve mucha gente. No quiero imaginar como será esto por el mes de Julio o Agosto.

MATALASCAÑAS.







Después de ver el Atlántico, salgo hacia el pueblo de El Rocío. Si vas allí, cerca de la ermita, o por todos lados, la verdad, ten cuidao que hay mogollón de arena....ooouuccchhhh.....arena por todos lados que te dan un susto güeno si vas con la caraja como la que yo llevaba.

EL ROCÍO.


Con los dos pies arrastrando consigo girar y aparcar en medio de un arenal. Guardo casi todo, el otro todo me lo llevo conmigo, y camino hasta a ver la famosa verja. Esa que saltan los rocieros, metiendo codos y rodillas en los riñones del vecino, para sacar a hombros a la imagen. Jate tu.









En el ambiente, el olor caballo lo inunda todo. En los llanos prados de enfrente, pastan plácidos muchos cuadrúpedos. Mola.



Tiene el Rocío un aire a ciudad fronteriza de Nuevo México, Arizona y tal...Mola también.

Y me voy de la famosa aldea por una carretera que, repleta de badenes, me lleva por el interior del Parque Nacional. Había un señal de carretera de uso privado, creo...ummmhhhh.....avanti toda.



Y solo vi un coche en los muchos kilómetros que por allí rodé. Hasta que tomé la autovía que me lleva hasta Sevilla.



Y Sevilla amig@ mi@ volvió a enamorarme. Y ya sabe Vd. lo que hice, no? Eso es. Ducharme y salir a sevillanear....

SEVILLA.




















Y dormí mucho y bien. Y dormí muy contento....olé olé y olé.

3º Día. Sevilla-Málaga. 460 Km.

Preparada Británica, partimos de la capital de la Comunidad dirección a Cádiz.



Tomo parte de autovía y nacional, bastante cargada esta última, sin mucha novedad hasta llegar a esas marismas que rodean la capital gaditana.


Cádiz me recibe con un sol tibio y benevolente en temperatura. La gran avenida, la arteria principal de la ciudad, está saturada de circulación.

CÁDIZ.



Me acerco hasta Puerta de Tierra, donde paro a tirar unas fotos. Bajo sus arcos continúo dirección al Fuerte de la Cortadura.





Un lugar, este, donde disfruto de las vistas de los botes amarrados en la pequeña ensenada. Desde el baluarte, sigo ruta hasta poder estacionar cerca de la plaza de la catedral. Esta, muy bella.








Tras la visita, sigo camino dirección a Tarifa, la punta mas al sur de Europa continental, la punta mas al sur de Iberia.
Por el camino, el viento azota con fuerza. En las laderas próximas, los campos eólicos brotan como monguis en los montes.




Tras acercarme a su isla, allí donde se ubica el faro, una señal de prohibición no deja acercarme mucho mas. Todo está lleno de gentes, coches y autobuses. Me recordó el pequeño caos del portugués Nazaré.

TARIFA.




Seguí mis rodadas hacia Algeciras, sufriendo sus atascos. Quien sabe si por la cercanía del coñazo del Peñón.



De aquí, tomaré la carretera A 369. Quiero rodar por las serranías gaditano-malagueñas, y acierto de pleno.
Que maravilla de carreteras. Que lindeza de pueblos encalados.




En otro, en un parque con uno de los cesped mejor cuidados que haya visto, paro a comer a la sombre de una generosa palmera.



 

 

Tras el picnic, mi destino es la chula ciudad de Ronda. A esta llegaré tras una tirada de puerto de montaña y curvas.










RONDA.





Ya, desde esta población malagueña, bajaré por una amplia y buena nacional hasta la capital.



Málaga, condescendiente, se dejó hacer. Se dejó pasear por su casco viejo. Su circo romano. Su paseo marítimo.....

MÁLAGA.














Y como suele ser habitual en mi, por la noche, mas feliz que unas castañuelas, me dormí. De nuevo...que cosas.

4º Día. Málaga-Granada. 469 km.

Cargo las cosas y me piro.



Circulo entre los coches saliendo de la ciudad. Otro amanecer templado. En tranquilidad.



Voy por la autovía dirección Motril, para luego, tomar la vieja, curvada y trajinada carretera nacional, dirección a la provincia almeriense.


Antes, disfruto de las vistas que se tiene desde las alturas de los acantilados. Paro en algún mirador a tirar fotos, de pueblos y arenales.








Observo que, además de los tres mares oficiales: Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo, por aquí, el de Alborán compite con el del plástico.





Kilómetros de invernaderos anti estéticos, pero productivos y necesarios, pululan por la costa de Granada y, sobre todo, de Almería.

A la ciudad almeriense entro a media mañana, poco antes.

ALMERÍA.



Paro en la zona del puerto para fotografiar la vieja conducción sobre raíles que, como recuerdo, se conserva en esa zona de la ciudad.



Seguí ruta hasta el Cabo de Gata. La larga playa queda a mi derecha, y una leve y estrecha subida me acerca hasta el lugar.

CABO DE GATA.









Tras ello, tomo ruta para circular por la alpujarra. La visión de pueblos enriscados y encalados me acompaña.



Subo y subo. Comienzo el puerto de La Ragua que me llevará a la cara norte de la Sierra Nevada, cerca de Guadix.



La subida es entretenida. Buen asfalto e inmejorable vista. Paso del nivel del mar hasta los 2000 mts.
En mitad de la subida, bajo unas pequeñas encinas, descubro un roquedo granítico que se alza sobre el vacío. Allí paro para comer, y posteriormente tumbarme a dormitar sobre la sierra.






Pocos cafés se toman con semejante balcón.


Una vez corono La Ragua, bajo rápido por una carretera en peor condiciones hasta tomar la autovía que me acercará hasta Granada.








Y Granada, para no ser menos que sus hermanas andaluzas, me ganará con sus rincones. Me echará el lazo para siempre desde aquel mirador en el Albaicín. Repleto de parejas, buscavidas y japoneses del Japón....

GRANADA.























Entre viejos reinos de Taifas, con mezquitas y olor a azahara, dormí esa noche, que como la mañana, tornaba a ser templada.
Agradable.
Disfrutona.

5º Dia. Granada-Córdoba. 430 km.

La mañana me ve salir de la ciudad de la Alhambra dirección noreste.



Por carreteras, ya entre olivares, voy sentido a la Sierra Mágina, pasando a los pies del pueblo Bélmez de la Moraleda, pueblo blanco y popular -mas en otros días- por unas caras que brotaban del estuco de la pared de una vivienda del pueblo. El que crea, crea...el que no, que siga sentido a Cazorla.






Cazorla está situado a la falda de una montaña rocosa. Una sierra, esta,  que se erige entre tanto olivar.

Una vez en el pueblo me acerco hasta su plaza, o dos. Estaciono tras un tren turístico y paseo un poco. Si subes, o ya subiste, verás que hay unas cuestecitas mu majas, sobre todo si te toca hacer el ceda o stop en mitad de la subida.........

CAZORLA.





De Cazorla fui rumbo Úbeda por donde pasé y no paré -perdónenme- para visitar Baeza.
Antes de turistear por la población patrimonio de la humanidad, en un DÍA compro víveres, manduca.

Baeza es bella bella. Mucho. Volví tras varios, demasiados, años después, a pasear por la zona del paseo de la Muralla, la Universidad y Catedral.

BAEZA.















El sol calienta de lo lindo. Tengo sed y calor. Antes de llegar al siguiente destino, Jaén, paro a quitarme la chupa.



Jaén me recibe con mucho sofoco y mucha callejuela por la zona alta-vieja. Voy hasta la catedral. Paseo a la sombra de las estrechas calles jienenses. Se agradece.

JAÉN.




Saliendo de la capital de la provincia olivera por excelencia, paré en una abarrotada estación de servicio para comer.
Bajo la sombra de una visera, y junto a una gorda BMW inglesa, como este medio día.



Toca una tirada por carretera nacional hasta subir a la sierra de Andujar. En concreto, subo sentido al santuario de Virgen de la Cabeza.


La subida son unos 30 km. que irremediablemente tendré que desandar. Se me antojan uno poco largos, mas que nada por el calor y la sed que arrastro.

La subida a la sierra espectacular. Una maravilla de carretera, no muy ancha, pero de excelente asfalto me sube hasta el enclave turístico.



Me recordó, mucho, a la aldea del Rocío. Una en una marisma, la otra en la sierra.
Tiro fotos en los alrededores y en la cripta.
Cada poco, una señal de precaución por Lince Ibérico te recuerda que ruedas por terreno del felino Hispano.
Chachi.



SANTA MARÍA DE LA CABEZA.











Desde aquí, ya por autovía, llego a Córdoba. La última de las capitales andaluzas. Que se disputa, en dura liz, con sus hermanas sureñas, la hermosura mas hermosa de todas ellas.

CÓRDOBA.





















6º Día. Córdoba-Toledo. 447 km. 

Hoy comienza mi viaje de retorno hacia el norte. Pero poco a poco, sin prisas.




Parto de Córdoba por carretera nacional sentido al serrano pueblo de Pozoblanco.
En este pueblo, en los 80, murió un torero y nació la viuda de España....ambos, padre y madre de un "famoso" dj.  ;-)


Retrato la estatua junto a la plaza de toros y sigo camino a la frontera con Ciudad Real.
Pese al seco verano que hemos tenido, el verde aún adorna los campos manchegos.




Mucha vaca pastando plácidas, y pocos moteros con los que me cruzo. La verdad que no han sido muchos.
El domingo alguna GS vi, supuse de retirada de la Riders pirenaica, pasado Bejar.




Y sin querer, llegué a un alto donde divisé la imagen de una gran finca, abajo, cruzada por un río y con ganado abrevando. Propia escena de un western clásico.


Pasado Puebla de Don Rodrigo, llego a un puente-presa que cruza el río anterior, y veo que es el Guadiana.


Con la intención de cruzar el Parque Nacional de Cabañeros, subo por la estrecha y solitaria carretera CM 410, que me lleva hacia el otro lado de esta sierra, al pueblo de Arroba de los Montes.







Dirección a Horcajo de los Montes, unos conos cruzados en la carretera me dicen que verdes las he segado si creo que voy a pasar por allí. Que nada chaval, que en obras estamos.




Vuelvo mis pasos hasta el desvío de Alcoba y sigo ruta hacia el norte. Pasando por las proximidades del embalse de Torre de Abraham.





En Cuerva han estado o están en fiestas. Banderas rojigualdas florean los balcones. Mola. 
Paro en su iglesia, a descansar un poco del calor y a tomar alguna foto.



El apetito, leve, pero apetito, ha ido in crescendo  durante estos últimos kilómetros. Pero no hay una misera sombra donde azotarme.
Y es cruzando Sonseca, donde, en un solitario parque, prepararé el picnic de este día.




Meto espuelas a Británica, y en mangas de camisa entro en la madrileña Aranjuez.
Real Sitio, que, bajo mi punto de vista y salvando la enorme distancia, tiene un aire a su primo galo de Versalles.

ARANJUEZ.






Ahora si, por las rectas largas castellanas, entro en la bellísima ciudad de Toletum. 




Y Toledo, mire Vd -como no- me ganó. 
A rabiar.

TOLEDO.
























Y mientras, la noche fue cayendo en la vetusta ciudad. Paseando despacio, me fui retirando a los aposentos.
Y, a lo lejos, sobre Madrid -calculé- los cielos de finales de verano ardían.


7º Día. Toledo-Cangas. 615 km.

Con las primeras luces vespertinas, marcha Gelu y Británica camino de Madrid.


Dirección a Parla veo salir el sol de la mañana. Por el Este, siempre por el Este.



Circunvalo la capital del reino por la M50, sin adentrarme mucho en los jaleos circulatorios.
Pasado Collado Villalva, salgo de la AP6 para subir el Alto de Los Leones.

La subida por esta corta y revirada carretera ofrece unas vistas chulas de la sierra madrileña.



Arriba, paro a tomar unas fotos de este famoso puerto tan televisivo en días de nevadas.




Seguidamente bajo -ya por tierras segovianas- por San Rafael.



Circulo por campos tranquilos en tierras de Segovia.


Llegado a Valladolid, antes, paro a colocar el forro interior. El cambio de meseta se ha notado en lo meteorológico, al menos, en la temperatura.




Y poco después entro en Palencia. Ruedo un poco por el centro, buscando la catedral.

PALENCIA.




Ya es medio día, y voy pensando que tengo, o quiero, que buscar un sitio donde parar a comer algo.
Decido, y mal, salirme en una de las pocas áreas de descanso de la autovía.

Cuan diferentes son estas de las galas, pese a no ser una vía de pago, la suciedad campa a sus anchas. Las mesas y las tablas de los bancos rotos, o simplemente desaparecidos.



Mal las instalaciones, si....y mala la saña y la educación de los que por allí paramos. En fin.



Seguí ruta, mi camino, dirección a Reinosa, ya en Cantabria. Para decidir in situ subir el Alto de Palombera y recorrer la reserva natural del Saja-Besaya, por el bellísimo valle de Cabuerniga.
 




Paro a tirar fotos en el mirador. Descanso un poco viendo la verdes vistas del valle.









Y continué, sin mas novedad, bajando entre zonas boscosas hacia el valle.





 Como casi siempre, me resisto a llegar a casa.
Entrando en Asturias decido, pues, acercarme hasta la playa de San Antolín, la playa de mi niñez. Hoy vacía de gentes veraniegas. Incluso de surferos.



Me doy cuenta que, en este paseo por Andalucía que torna a finalizar, he visto los tres grandes mares españoles: Atlántico, Mediterráneo y Cantábrico.

Tres mares distintos que bañan una misma tierra. Esta España nuestra.



Por pasarte por aquí gracias te doy. Leyendo la crónica viajera de un tipo que quemó sus últimos días vacacionales a lomos de una fiel Británica, dando UN PASEO POR ANDALUCÍA. RODADAS SUREÑAS...que enriquecieron, mas si cabe, el alma del abajo firmante.

Un fuerte abrazo.
Gelu.