martes, 11 de diciembre de 2012

POR LA COSTA CÁNTABRA...

Hace frío. Vaya si lo hace. Hace frío y, por norma, últimamente no ha dejado de llover. Y mucho.
Por esto último, y porque no me ha coincidido algún día de tregua meteorológica con mis descansos semanales, he tenido en el garaje a la inglesa mirándome con cara  de mosqueo. De pocos amigos, vamos.

La previsión para estos días mostraba, además de las bajas temperaturas que ya se suponen, una ventana de "tranquilidad" en cuanto a la lluvia. Ummmmmhhh....dos días. Solo dos...Y me coinciden con dos días libres... Me piro!!.


Pensando por donde rodar, decidí evitar heladas metiendo proa hacia la costa. Y costa que me gusta y adoro es la de Cantabria. Pese a conocer mejor Santander que Gijón o que Oviedo  por pasar muchos días vacacionales por aquellos lares, bien es cierto que la costa oriental de la vecina provincia la tenía descuidada, mire Vd.

Y decidí comenzar la ruta desde el límite provincial astur-cántabro, pasado Unquera hacia Pechón y, ya desde ahí, rodar por todas las carreteras mas costeras de esta tierra repleta de cántabros, hasta la localidad de Castro Urdiales, próxima a la provincia vizcaína. Antes, entre medias, parada y fonda en la capital.

 

1º Día.
La subida por Pechón tiene unas vistas muy chulas de la ría de Tina Mayor, lugar donde el río Deva se hermana para siempre con el Cantábrico. A un lado Bustio (Asturias), al otro Unquera (Cantabria). Por esta carretera se llega a otra ría de parecida toponimia, la de Tina Menor donde muere (si es que muere ) el río Nansa.

Ría Tina de Mayor. Unquera-Bustio.


La parada primera fue en San Vincente de La Barquera. Que os voy a contar de esta villa marinera. Una preciosidad.

San Vicente y Picos de Europa al fondo.


La siguiente sería Comillas, con vista hacia las alturas para ver su famosa universidad pontificia, yo preferí -como será lo habitual en el post- buscar el mar y sus acantilados.

                                                           Playa de Comillas.

Seguí ruta, y en esta ocasión, sin ser costa, llegué a una de las poblaciones mas bonitas del Norte. Que demonios!! de toda España.
Es Santillana del Mar una villa bonita, bonita. Una vez aparqué la inglesa en el aparcamiento, me encaminé presto por las empedradas callejas de la localidad. Al igual que te ocurre por algunas ciudades-pueblos de la buena de Hispania, caminar por ella es hacerlo por la Historia.

Santillana del Mar.


 



 
 
 
 

 
 


En momentos, crees escuchar los cascos de los caballos que llevaban a lomos a algún valiente -o no- caballero. Con una armadura reluciente, llamativa y poco ágil para los menesteres de lo bélico, pero efectiva. Me río yo de los chalecos de kevlar. Ja.

Seguimos. Giro llave y ON. Como suena el tri...ummhh...perdónenme. Venga, sigo un poco y llego a Suances. Antes, entre el pueblo de Tagle y Suances, vistas de los acantilados. En Suances llegué hasta la Punta, desde donde se tiene, aquel que allí llegue, unas buenas vistas de la ensenada de la Concha y la ría de San Martín de la Arena, lugar donde vierte agua al mar el río Saja. Playa de los Locos y estatua de Los Vientos. Bonito, ya digo.

Suances.
 
 

 Go on, my friend. Para salvar la ría pasé por Viveda, llegué hasta el desvío del Parque Natural de Dunas de Liencres. Antes, pasado el pueblo de Boo de Piélagos, vistas increíbles de la ría de Mogro.

Boo de Pielagos.


Liencres, paraíso del surfero. Uno mas. El Cantábrico esconde muchos paraísos de estos y para estos. Paseo al atardecer por este largo arenal. Café de campaña. Tumbado. Viendo el mar. Sintiendo el fresco aire de Diciembre. Disfrutando.

Liencres.


 


 Antes de llegar al destino santanderino, desde Liencres llegué hasta la pequeña playa de Virgen del Mar, donde se encuentra la ermita que le sirve de morada.

Virgen del Mar.


2º Día.
Salgo no muy tarde. Dormí la mañana y bien. Visto la cordura y salgo de Santander. Hace fresco pero llevadero. Hacia el oriente, veo nubarrones, ummhh...Traje de agua, Gelu? Si, en la maleta derecha, Bien. Primera parada, Pedreña. En concreto en su pequeño y coqueto puerto. Allí llegan, haciendo primera escala, las lanchas que salen desde el puerto de Santander y que llegan hasta Somo.

Salí de Pedreña, recordando al bueno de Severiano, con dirección al cercano Somo. Tiene esta localidad uno de los arenales mas grandes de la provincia. Desde aquí, como desde Pedreña, tiene el que allí vaya una vista chula y, desconocida para mi, de la ciudad de Santander. El Palacio de la Magdalena, el Hotel Real, Faro de Isla de Mouro, etc llaman la atención desde este punto.

 Pedreña y Somo.
 

 
 
 


A Santoña llegué tras cruzar por tierra ganaderas. Prados y vacas que me recordaron que no todo era mar por estas tierras. El Fuerte de San Martín, otrora baluarte defensivo de esta localidad y en la actualidad local cultural del Ayuntamiento, me recibió. Paseo breve por Pereda, viendo el monumento erigido al Almirante Carrero Blanco.

Santoña.
 
 
 

Continué hacia Laredo, una de las localidades mas turísticas del Norte. Hoy tristona. Este tipo de ciudades toman un cierto aire melancólico con el pasar del verano y la marcha de los bikinis y las lorzas. Me recordó a mi añorado El Arenal de Llucmajor, en Mallorca, cuando allí viví por motivos de trabajo. Pero en Laredo, a diferencia, sin tanto guiri borrachín y peleón. Si, creo que si. Me quedo con Laredo.

Laredo.
 

 
 

Terminé llegando a Castro, con el cielo mas gris y amenazante. Visita rodada al centro. Tráfico bastante había. Llegué a su playa y sus roquedos. Fotos, paseo breve. Con las mismas, finalizada la ruta, otro café de campaña y para territorio Astur. Ya por la A8 hasta tierras de la que fuera, dicen, primera capital del Reino, Cangas de Onís. My home.

Castro Urdiales.
 


 

Y así fue como aproveché una ventana de buen tiempo, dentro de este fresco Diciembre, para dejar mis rodadas solitarias POR LA COSTA CÁNTABRA

Un saludo a tod@s.
Y perdonen vuestras mercedes el tostón.  ;-)
Gelu.




martes, 13 de noviembre de 2012

FRÍO SOL DE NOVIEMBRE...

Que gusto da salir a rodar en días como este. Días soleados, donde el sol meramente es aparente, y donde su función calorífica la tiene desactivada, nula por completo, pero ayuda a apreciar los colores intensos que nos ofrece el territorio Astur.


Días de trabajo y de lluvia no invitaban a sacar a la inglesa del garaje, pero hoy, por fin, en una jornada de descanso laboral, que amaneció frío y soleado, vestí la cordura y salí, como digo, en busca de sensaciones.

Ruta que me lleva hacia Arenas de Cabrales, por la carretera AS-114, en zonas sombrías muy tramposa por las humedades próximas a heladas, para visitar la preciosa iglesia de Santa María de Llas.

Santa María de Llas.

 
 
 

Tras pasar por este templo del románico asturiano, tomé la carretera AS-345, dirección hacia Arangas, también del concejo cabraliego.

Sierra del Cuera, sobre la carretera de Arangas...

Picos de Europa desde Arangas...
En la collada limítrofe entre ambos concejos...

Un vez superado Arangas, pasada la collada desde la que se ven nevados los picos de Cabrones y Torrecerredo, entramos en el concejo de Peñamellera Alta, dirección a su capital, Alles.

El pueblo de Rozagas, al fondo al fina cima del Pico Peñamellera...
 
Desde Ruenes los colores abruman, y el pequeño Cervino peñamellerense sigue al fondo...
 Esta carretera y, la zona por donde transcurre, me encanta. Enclavada en un valle a los pies de la Sierra del Cuera, ofrece unas vistas preciosas sobre todos los pueblos por los que uno pasa camino de su capital.

Al fondo, abajo, las aguas vierten sobre un profundo río Cares...
Es Alles pueblo de, ya lejanos, ricos emprendedores. Emprendedores, digo, vetustos, aquellos que a finales del siglo XIX y principios del pasado XX, marcharon, como otros muchos, hacia tierras americanas en busca de algo mejor para ellos -los que se iban- y los que aquí dejaban.

Alles.
 


Casa típica de indianos, varias alturas, torreón y palmera....unas cuantas hay en Alles.
 
Muchos triunfaron y regresaron, dejando en sus pueblos la muestra de ese triunfo profesional en forma de casonas y palacetes, llamados Casas de Indianos.  Con una arquitectura singular, muy suya, mezcla de ostentación y de valía, de lo que capaces que fueron allende los mares.

 Mirador Pedro Udaondo, en Asiegu.
 
 
 

Después, subida al mirador Pedro Udaondo, en Asiegu. Desde aquí, vistas preciosas del macizo central de Picos, con un Picu Urriellu gélido.

 
El regreso por la AS-114, carretera sombría, brillante y fría. En una mañana con un frío sol de Noviembre.

Saludos para tod@s.
Gelu.